Diario de un loco, de Nikolai Gógol es una narración que en forma de dietario cuenta el descenso a los infiernos de la locura de un funcionario de la administración que acaba creyéndose el rey de España. En 1835, con el protagonista de su cuento, Aksenti Ivanovich Poprischin, Gógol anticipa las bases del carácter del personaje kafkiano. La conciencia de sentirse alienado dentro del engranaje social, condenado a la soledad del eterno subalterno; la certeza de verse ninguneado por el amor y aislado emocionalmente de los otros, de juzgarse maltratado por la vida minúscula y la Historia en mayúsculas construyen poco a poco un individuo frustrado y resentido cuya primera víctima es su propia cordura. La ácida escritura de Gógol fue profética en cuanto a que apuntaba a la génesis del fascismo y los totalitarismos de cualquier especie, a esas miserias y frustraciones íntimas que contribuyen a la creación de los delirios de grandeza y los monstruos de la sin razón.