Escrita en 1950 y estrenada en 1951 en el Teatro de la Huchette de París, donde aún sigue representándose cada día, nos presenta situaciones humorísticas e hilarantes atravesadas por cierta inquietud que atrapa al espectador. Nos transporta al juego del poder que a partir de la educación pueden conseguir la total anulación de la persona para transformarla en un juguete de sus intereses. Lo absurdo no es el texto teatral, lo realmente absurdo es la propia vida.